Hace poco unos amigos me dijeron que cuando pequeños sus
hijos se sentían como si tuvieran toda clase de opciones y libertades para
hacer lo que quisieran porque estaban dominados y dependían de ellos mismos,
que esencialmente podían tener padres sustitutos en forma de niñeras y de otras
personas que los cuidaran; según ellos , todos estaban muy muy involucrados.
Ahora que los niños son muchachos, mis amigos están
comenzando a cosechar las tormentas y están viendo que sus hijos adoptan malos
hábitos de vida, drogas y toda clase de patrones de vida, en los que ellos
saben muy bien qué sucederá al final y están alarmados. Pero es como dijo Benjamín Franklin: un grano de prevención
vale lo que un kilo de curas. Aún si la prevención no estuviera ahí, tendríamos
que poner el kilo de curas, pero la prevención concluyó.
Si tuvieran que volverlo a hacer, que harían? Sin duda ellos
responderían: habríamos hecho prioridades de nuestra familia, especialmente de
los niños, y sobre todo cuando eran pequeños, habríamos hecho una mayor
inversión.
Tengo una amiga a la que visité la otra noche y que me dijo:
aprendí de todos estos años que al criar
a mis hijos, mis intereses ocupan el segundo lugar, incluyendo mis intereses sociales,
de desarrollo, profesionales, aunque no totalmente porque debemos renovarnos a
nivel personal, pero yo necesitaba (y lo dijo con estas palabras) hacer una
inversión de mi misma con mis hijos en ésta etapa crítica. Y habló de lo
comprometida que se sentía con ésta idea. Se trataba de un compromiso muy
difícil porque tenía muchos intereses y capacidades.
Reflexionemos: Qué es prioridad en tu vida?
Cordialmente...